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Nos ocupamos de que la idea cobre vida y ajustamos costes en lo posible y razonable. A lo milagroso no llegamos. Pero sí llegamos a cualquier escenario que necesite el proyecto porque Galicia nos lo pone a tiro de piedra: solo hay un paso entre el bosque oscuro y la playa idílica, y apenas tres del palacio barroco a la callejuela medieval. Con diez minutos más ya nos plantamos en el punto de la península ibérica que haga falta, sea una sierra de bandoleros o una hermosa y oxidada aberración industrial.

PRODUCCIÓN

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